Para nosotros...los eternos amantes del arte, se ha creado este pequeño espacio que lo abarca todo. Para nuestro imaginario y nuestra visión.

"Projecting Ming Games" es un blog creado en honor a todos aquellos artistas cuyos miedos, ilusiones, pasiones, ideologías y otros juegos mentales hemos tenido el privilegio de ver proyectados mágicamente en una pantalla o sentir enérgicamente despertar al abrirse el telón.

Somos dos las escribidoras...la pasión es sólo una.




jueves, 21 de julio de 2011

El Cine como Espejo del Mundo

“Mi rol en la sociedad, o la de cualquier artista o poeta, es intentar expresar lo que sentimos todos. No decir a la gente cómo sentirse. No como un predicador, no como un líder, sino como un reflejo de todos nosotros”  - John Lennon
Hace un año y medio me dieron mi primer horario en la universidad (PUCP), me llevé una deliciosa sorpresa cuando vi que todos los jueves de 9 am a 12 pm iba a llevar el curso de CINE. Qué mejor manera de comenzar una nueva etapa. Pensé y sigo pensando que fue una especie de señal del destino (sí, soy bastante supersticiosa). Por suerte, mi profesor Pierre Emile Vandoorne, emanaba pasión por el cine y lograba que, no solamente yo, una obsesionada del cine, me dejara inundar por esa pasión, sino todos a mi alrededor parecían dejar todo el mundo de lado una ves dentro del salón. No fue una clase de cine común en la que te ponen una película cualquiera y listo; el profesor decidió centrarse en el análisis de metafilms o metapelículas que son películas que muestran el trabajo de realización de otra película; en otras palabras es el “cine sobre cine”, lo cual me permitió entender más este mundo tan fascinante; no obstante, duro y difícil. A pesar de que me “bajó” de la nube en la que había estado viviendo en mi etapa escolar, en la que pensaba que estaba escrito en mi destino que el cine vendría a mí por si solo y sin esfuerzo alguno, me permitió pisar tierra para encontrar el impulso necesario para volver a saltar, esta vez más alto y hacia un mundo real y no uno hecho por mí misma. Pude darme cuenta del trabajo del cineasta, ya que cuando veíamos las películas, no solo nos sumergíamos en un mundo de ficción, sino que observábamos el arduo trabajo de realización de una película real.
Durante todo el ciclo, tuve la oportunidad de nutrirme de películas y documentales como: "Singin' in the rain" de Donan y Gene Kelly; "Sunset Boulevard" de Billy Wilder; “Bowling for Columbine", un ejemplo más actual, de Michael Moore; "Heart of Darkness", documental sobre la película “Apocalypse now” de Francis Ford Coppola; "The Dreamers" de Bertolucci; “El hombre con la cámara de cine” de Dziga Vertov; “El cameraman” de Buster Keaton; “Adaptation” de Spike Jonze.
Ya hacia el final del ciclo, me fui dando cuenta que cada película muestra, de alguna forma u otra, el reflejo de la sociedad en la cual fue filmada y que el cine puede, del mismo modo, influenciar en esta. El entorno en el que un director o un guionista crece o vive como miembro de una sociedad, influye en sus procesos creativos a tal punto de verse reflejados en sus películas. Se podría hasta hacer un análisis psicológico con tan solo mirarla. Este arte tiene la capacidad de reflejar los miedos, deseos y necesidades, no solo de una persona, sino, muchas veces, de una sociedad en un tiempo determinado, por lo cual es tan especial y distinguida entre las demás. Creo que una de las tantas razones por la que el cine (el séptimo arte), dentro de los demás artes, se torna más atractivo sería por la capacidad de conexión o identificación que siente el espectador con lo que ve, incluso si se trata de una película cien por ciento fantasiosa. 
Un ejemplo de cómo es que el cine influye dentro de una sociedad es el avance tecnológico que se impone a través de este. Así, antiguamente, el cine mudo que utilizaba, básicamente, la pantomima que es un lenguaje universal y que, por ende, lograba la adhesión de espectadores alrededor de todo el mundo en general, se vio reemplazado, debido a esta revolución tecnológica, por el cine sonoro. De esta forma, la “magia” del cine termina para aquellos que no comparten el idioma o las costumbres mostrados por este “nuevo cine”. Así pues, nace un deseo, por parte de otros países, por realizar un cine que se amolde a sus propias costumbres e idioma y que refleje y, al mismo tiempo, influya, de forma correcta, en los espectadores (Antiguamente, el cine era, en muchas ocasiones, utilizado como propaganda política debido a la gran influencia y la gran capacidad de captar a grandes masas). Esta transición -del cine mudo al sonoro- muestra, también, la diferencia de progreso tecnológico entre países; mientras que unos hacen un cine de menor capital o “casero”, otros utilizan lo último en tecnología.
Si utilizo, como ejemplo, una de las películas mencionadas - “singin' in the rain"-, siguiendo con lo mencionado anteriormente, podemos notar, claramente, como ésta representa una época de bonanza económica, la transición del cine mudo al hablado y las implicancias tecnológicas que este trae. Por ello, la felicidad radiante y llena de color en sus personajes; son elementos recogidos de la sociedad de turno que vive un auge emocional.

Por dar un ejemplo más cercano a nuestra sociedad (peruana), "La teta asustada" de Claudia Llosa, entre muchas otras películas nacionales, muestra de forma muy explícita un sector de nuestra sociedad. Desde las costumbres hasta las mentalidades. La película nos muestra los rezagos de una época muy dura por la cual atravesó el Perú, el terrorismo. De qué manera nos sigue afectando hasta el día de hoy, pues Fausta - la protagonista- no lo vivió directamente; no obstante, es fruto de una violación y vive traumatizada por los relatos de su madre al respecto de ese período de dolor que sufrió. Es curioso, pero siento que existe una gran necesidad, no solo por parte de nuestra sociedad sino del mundo, por sacar fuera, sea con el cine o con cualquier otro arte u oficio, el enojo o frustración, quizás como modo de denuncia social. Así pues, esta no es la única película que busca ser un espejo de la realidad, existen muchas otras como por ejemplo: "Paloma de Papel" de Fabrizio Aguilar, "Dioses" y "Dias de Santiago de Josué Méndez, "Mariposa Negra" de Francisco Lombardi, "Las Gran Sangre" de Jorge Carmona, entre muchas otras. Todas ellas muestran diferentes facetas de nuestra sociedad en asenso...

Por eso pienso que el cine no es solamente una fuente de entretenimiento, sino que tiene, también, otras funciones igualmente importantes. Quizás la teoría del "cine ojo" de Vertov, que busca, a través del lente del cinematógrafo, captar las acciones de la vida, está de una manera más "subliminal"  en cada una de las películas existentes.

-Vanessa Aparicio

jueves, 7 de julio de 2011

La Cama es la Tumba de los Sueños

Me enteré de la existencia del C.F.A navegando a lo "nómade" por Internet…mudándome  de una página a otra, buscando como loca, algún taller de actuación serio y en serio para menores de edad. 
No encontraba ninguno…ninguno que me pareciera lo suficientemente denso e intenso para mí y mis ganas de aprender a actuar de verdad. Quería que me enseñaran sobre Stanislavski y todos los que vinieron después, sobre la introspección del actor y la psicología de los personajes, lo físico y lo metafísico de la actuación, las obras y el manejo del subtexto, y sobre el comportamiento y la verdad en escena. 


Obviamente no encontré nada parecido…para mi edad. 
Para mayores de 18 descubrí en la red un lugar: el "Conservatorio de Formación Actoral del Británico" (del Centro Cultural Británico). Era perfecto, pero yo en ese momento tenía 16 años…así que migre una vez más hacia otros rincones de la web. En el ínterin me metí a un par de talleres que si bien no fueron del carácter serio que yo esperaba que sean en un principio, en ellos conocí a gente muy paja, llena de buena onda…aprendí cosas interesantes e importantes y tuve la oportunidad de poder descargar energía acumulada y aliviar la frustración que uno siente cuando no está haciendo lo que realmente desea hacer.
Pero yo quería más…y sabía que si quería estudiar actuación en serio, debía meterme a una escuela. 
En el primer día del taller de actuación que lleve en el CCPUCP, el profesor (Javier Valdés) sabiamente dijo: "No van a aprender a actuar en este taller de 3 meses, si quieren ser actores métanse a una escuela de 2 años (mínimo)" y aunque el comentario me deprimió al principio luego me hizo reaccionar y darme cuenta de que lo que debía de hacer a penas terminara ese taller era audicionar para entrar a alguna de las pocas escuelas de actuación serias y profesionales que hay en nuestro país. 
Asimilé entonces, el hecho de que acababa de cumplir 18 años y que eso era lo suficiente como para poder audicionar al Conservatorio de F.A del Británico. Estaba completamente segura de que ese era el lugar indicado para mí. Llámenlo intuición, corazonada o puro instinto…pero realmente sentí que me conectaba con el lugar y que era lo que había estado buscando. Además, el método que aplicaban en el Conservatorio era uno norteamericano y yo siempre había estado buscando un lugar en el que se basaran en los métodos que se usan en Estados Unidos que básicamente resaltan la importancia de la verdad en escena sobre todas las cosas. Siempre he odiado esos métodos actorales que se enfocan en lo externo, en lo corporal, en fingir y en sobreactuar…y creo que muchos de los talleres y las escuelas de teatro del Perú los aplican, porque lamentablemente siempre me ha parecido que esto se ve reflejado en muchas de las actuaciones que se dan en nuestro medio (generalizando) y es algo que yo trato de evitar a toda costa (por más difícil que sea). 
Quería encontrar algún lugar que compartiera mi visión sobre lo que debe de ser o significar la actuación (la profesión del actor), lo que debe de tratar de lograr el actor en escena;  y que a su vez, tuviera un alma fresca, moderna e incluso "rebelde"…(nada de "escuela antigua").
Uno de los talleres a los que me metí antes del Conservatorio fue al de la Universidad de Lima, donde el profesor a cargo era Leonardo Torres Vilar, pero en ese entonces lo estaba reemplazando su papá (Leonardo Torres Descalzi) así que a Leonardo (Torres Vilar) nunca lo llegué a conocer en el taller de la universidad. Sin embargo, hubo gente que me habló sobre él y el método de enseñanza que aplicaba. En general, me dijeron que era un excelente profesor, pero el más común de todos los comentarios fue el de que era muy estricto, que se tomaba muy en serio su chamba y que incluso podía llegar a ser demasiado directo, lo que a mi (como ser masoquista que soy) me entusiasmo aún más.
Como cosa del destino, un día vi un anuncio en Facebook de la convocatoria del C.F.A del Británico y automáticamente me metí para ver cuales eran los pasos a seguir si uno quería dar la audición. Ya lo tenía decidido, por más miedo que me diera...quería probarme a mi misma si tengo o no, lo que se requiere y que alguien que yo admiro como Leonardo, sea el encargado de decírmelo. Lo primero que tuve que hacer fue un C.V básico y llevarlo al Británico para inscribirme. Lo hice, y me dijeron que pronto me llamarían para comunicarme la fecha y hora de la audición. Lo siguiente, era conseguir 2 monólogos, ambos contemporáneos (nada de Shakespeare). Uno cómico y el otro dramático. No encontraba ninguno…pero luego se me ocurrió (para el dramático) utilizar un pedazo de una escena, de una obra que me apasiona y obsesiona: "Las brujas de Salem". El cómico fue el que más difícil me fue de conseguir, pero finalmente decidí usar el monólogo de "Roxie" del musical de Broadway "Chicago". Luego de algunas semanas me llamaron del C.C para decirme que la audición se daría el sábado 12 de marzo, temprano en la mañana (dentro de 3 días). Se me paró el corazón. La verdad es que no me preparé mucho para la audición…obviamente memoricé la letra de ambos monólogos y la dije con énfasis un par de veces sola en mi cuarto pero no planee mucho lo que iba a hacer, básicamente porque mi vida es una eterna improvisación caótica…Así que llegó el día y como psicosomática que soy, me dieron nauseas y dolor de estómago, además de la conocida sensación de "ahogo en el aire" que nos da cuando estamos a punto de salir al escenario y las clásicas palpitaciones aceleradas. Lo "normal", en realidad…
Finalmente llegué a donde yo creía que tenía que llegar (al Centro Cultural del Británico), pero me dijeron que tenía que ir a una casona que estaba "en la esquina, a la derecha" que era, en realidad,  donde se encontraba el Conservatorio de Formación Actoral. Llegué entonces, 5 minutos antes de la hora indicada, entré y vi a un chico sentado, hablamos un instante y de inmediato me llamaron para que entrara al salón donde daría la audición…me despedí del chico y ambos nos deseamos suerte. Entre al salón y encontré a Leonardo sentado esperándome. Me senté con él y enseguida comenzó a mirar mi curriculum y a hacerme preguntas como "¿Por qué elegiste el Conservatorio...?", etc. Terminó la breve pero amena entrevista y entonces me dijo: "Bueno, adelante…" Me paré y comencé primero con el monólogo dramático para luego terminar con el cómico. Como siempre, me trabé , olvidé la letra y todo pasó rapidísimo. Al final, Leonardo me dijo que me iban a llamar la próxima semana si mi audición era satisfactoria, pero le dije que justo esa semana iba a estar de viaje y le pedí  por favor que me mandaran un mail. Me dijo que no había problema. Me despedí agradeciendo y salí caminando hacia el Kennedy, como siempre insatisfecha e insegura, y reproduciendo la "escena" en mi cabeza una y otra vez…hasta que me di cuenta de que me había olvidado mi gancho. Fui corriendo a recogerlo, lo encontré y Leonardo hizo una broma al respecto. Cuando salí de nuevo vi al chico al que había saludado al comienzo, que acababa de terminar de dar su audición. Lo llamé gritando y nos fuimos conversando hacia el C.C, comentando sobre cómo nos había ido en la audición. Los dos nos sentíamos insatisfechos e inseguros, pero no nos atrevimos a hacer ninguna predicción radical respecto a los resultados. Le deseé suerte de nuevo y me fui pensando que probablemente no iba a ingresar pero que si no lo lograba esta vez quizás lo intentaría el próximo año porque Leonardo me había caído excelente y el lugar me había encantado...sentía realmente que era ideal para mí, que era el lugar indicado...


Ya de viaje, en Estados Unidos, estuve revisando mi correo todos los días y nada. Pasaron semanas y nada…
Me comencé a preocupar e incluso llegué a tener una pesadilla en donde no ingresaba al Conservatorio y le suplicaba a Leonardo para que me admitiera. La incertidumbre es lo peor
Después de un largo día de caminatas e "idas y venidas", regresé al departamento de mi tío, donde nos estábamos quedando, y como todos los días, abrí la laptop y entre directamente a mi correo. Esta vez había uno nuevo y era del Conservatorio de Formación Actoral. El corazón se me subió a la garganta y dejé de respirar. Apreté la mandíbula y di "click":
"Estimados participantes: Les escribo para informarles que su audición ha sido satisfactoria y que han superado la primera etapa de selección del Conservatorio de Formación Actoral. En breve, nos comunicaremos con ustedes para la segunda etapa que consiste en un examen psicológico."
Lo leí una y otra vez para tratar de asimilarlo. Me paré de un salto y con un par de lagrimones en los ojos fui corriendo a abrazar a la primera persona que se me cruzara en el camino. No podía estar más emocionada. Fue una sensación increíble. Eso es "felicidad"
Luego, cuando comenzaron las clases, me encontré nuevamente con el chico del día de la audición, que también había ingresado.
Definitivamente, dar la audición para entrar al C.F.A ha sido la mejor decisión que he tomado en mi vida (sin exagerar). El Conservatorio ha influido en mi vida de manera radical, ha cambiado mi forma de pensar y de sentir y ha ampliado el panorama que tenía con respecto a la actuación y al comportamiento humano…y lo seguirá haciendo. Personalmente, le recomendaría a todo el mundo que estudiara actuación durante un periodo de tiempo, porque uno no solo aprender a ser actor sino, ante todo, a ser persona. A "ser" un ser humano íntegro, que se conoce y reconoce enteramente, se acepta y quiere. El estudio de la actuación te invita a explorar y descubrir tus propias aristas, y te obliga a enfrentarte a tus infinitas máscaras para que, finalmente, y una vez que te hayas liberado de estas, poder utilizar una ajena
El Conservatorio es una opción maravillosa y la única en el Perú que se encarga de enseñar el método de "Sanford Meisner" (para mí, el mejor), gracias a la experiencia que adquirió Leonardo cuando se fue a estudiar actuación a Nueva York.  


El mejor y más sincero consejo que le podría dar a alguien que tiene las mismas aspiraciones que yo y que siente lo mismo que yo respecto a la actuación o al arte en general es que se atreva. Que sea valiente y se atreva a hacer y a ser lo que realmente desea con todas sus fuerzas…De nada sirve soñar si nos impide vivir.
La cama es la tumba de los sueños...

- Malena Newton

domingo, 9 de enero de 2011

Romper el Fino y Frágil Vidrio

Abro el telón de este blog con un tema subjetivo y de naturaleza difuminada, pero que es inalienable del arte al que se dedica esta página o de cualquier otro.
Me refiero a las emociones…al sentirlas como espectadores. Porque es eso lo que amamos al ver una película o una obra de teatro, ¿No es así? Sentir, vivir.
Es eso lo que nos hace adictos;  lo que nos transporta,  nos disfraza y permite que nos mezclemos entre historias absurdas y fantasmas maquillados. Para eso existe este arte. Para ahogarnos en drama y en contento y poder así enredarnos entre los conflictos de una historia; dejando que nuestros corazones latan al mismo compás que los de los que están en el escenario.

Es ese el inevitable propósito y único rol del espectador dentro del juego de las máscaras y la parafernalia: ser sensible a todo lo que ocurre en el cuento, la historia que se proyecta, narra o vive; para así lograr finalmente captar y comprender una moraleja, mensaje, enseñanza o lección. Algo que logró tanto por lo que vio como espectador, tercero o extraño como por lo que sintió como ser humano…naturalmente, sintiéndose y creyéndose a si mismo parte de la ficción.
Pero… ¿Sería posible no sentir nada de esto…? ¿Sería posible lograr suprimir toda emoción o sentimiento que se infla confiado dentro del espectador? ¿Lograr que este quede frío ante lo que, fuera de las pasiones y la inocencia, está ocurriendo “realmente”? Que pueda así analizar y razonar objetivamente sobre lo que ocurre en el lejano mundo que él ve detrás de ese “fino y frágil vidrio” que solo se rompe por culpa de las emociones; que además distraen, enceguecen y engañan a los ojos para alejarlos de la nítida realidad…
Eso mismo fue lo que propuso “Bertolt Brecht”.


Bertolt Brecht

Brecht fue un poeta y dramaturgo alemán (invito a los amantes del teatro a investigar más sobre este personaje) que se refiere a lo dicho anteriormente como el “Efecto de extrañamiento o alienación”. Para el, el espectador tenía que estar permanentemente consciente de que lo que veía era una obra de teatro y que debía de evitar a toda costa romper el fino y frágil vidrio que separa la realidad de la ficción. Además, no bastaba con una distancia mental, sino también, y sobretodo, emocional. El público no debía ser sensible a las emociones y reacciones de los personajes y mucho menos aplicar la empatía. Se debía ser consciente en todo momento que lo que se estaba viendo era ficción y que los personajes eran actores (no al revés).
Para lograr esto, Brecht aplicó una “Técnica de distanciamiento” en sus obras. Esta, se empeña en “distanciar” emocionalmente al publico de la obra a través de: canciones que interrumpen la historia, carteles con anuncios que le advierten al publico lo que está a punto de ocurrir, usando la comedia esporádica e incluso limitando las reacciones y los gestos de los actores para lograr así un resultado menos dramático.
Todo esto tiene el propósito de hacer del espectador un crítico y permitir que este analice y juzgue la obra desde una posición lejana y siendo lo que en primer lugar es: solamente un espectador. Brecht quería que el acto de ver teatro se convirtiera en una oportunidad para ser críticos y objetivos al reflexionar acerca de diversos temas importantes y reales (sociales, políticos, etc.), los cuales él, como dramaturgo, incluía siempre en sus obras. Sin embargo, quería que esto suceda de una manera fría y analítica; sin intrusas emociones que pudieran influir, tal vez negativamente, en la opinión del público.

Se podría decir que este método o corriente teatral se opone a la esencia del teatro y del arte de contar historias, que es el sentir y el sumergirse dentro de la ficción libre y profundamente.
Además confunde y transforma la misión del actor, que es la de llevar a cabo la interpretación de un personaje de la manera más real y convincente para que el que observa pueda creer en una mentira hermosa que le permitirá identificarse o compartir emociones con un “personaje” que el actor convierte en tan solo una “persona” como el mismo espectador.
Sin embargo este método no es uno que carezca de sentido ni de valor artístico, ya que apoya el fin intelectual de toda obra teatral que es el de comunicar un mensaje importante que el público absorba y que luego esto pueda contribuir con la sociedad al concientizarla y obligarla a mirarse a si misma; ya que la obra en sí debe de ser su reflejo y el verse a sí misma reflejada debe ser motivo y causa de reflexiones importantes y profundas, críticas constructivas y cuestionamientos transcendentales que alimenten y eduquen tanto a la sociedad en conjunto como a cada uno de sus miembros.
Sin embargo, algo curioso pero predecible sucede cuando uno ve una obra que utiliza la técnica de Brecht: el distanciamiento no se da… (no completamente).

Este año, por primera vez vi en escena una obra de Bertolt Brecht: “Madre Coraje”. Para entonces ya había investigado un poco sobre el método de Brecht y leído un resumen de su biografía.
Esa noche me senté en la butaca del teatro esperando a que se abriera el telón rojo y que detrás de él dejara uno invisible capaz de dividir mundos tan diferentes como fascinantemente iguales.
No sucedió. Fue imposible para mí lograr distanciarme, lograr ser indiferente ante el sufrimiento que deforma el rostro de Kattrin (la hija muda de Madre Coraje) al ser inevitablemente consciente de su discapacidad y sus limitaciones en la vida; como conseguir un marido, por ejemplo. No pude evitar ponerme en su lugar, sentir lo que ella sentía. Tampoco pude dejar de compartir aunque sea un poco del sufrimiento de Madre Coraje al enterarse de la muerte de su hijo, por más que la actriz minimizara las muecas y se ahorrara el llanto, ambas, consecuencias humanas que van de acuerdo con tal pérdida. Es más, esa falta de dramatización tal vez hizo que yo me emocionara aún más, pensando “Pobre Madre Coraje, tal será su sufrimiento que ya ni siquiera puede llorar…”

Y es que el ser humano es tonto, iluso e inocente; y el niño que llevamos dentro se despierta cada vez que se abre el telón. Nos gusta creer, que nos lo hagan creer todo, que nos hechicen y que manipulen y jueguen con nuestras emociones.
Nos dejamos llevar sin control y sin miedo; porque aunque que sabemos que Blanca Nieves irremediable e irrevocablemente morderá la manzana envenenada, por más que hayamos visto la película o leído el cuento una infinidad de veces desde que éramos niños, siempre vamos a desear ilusa y desesperadamente que no lo haga. Que quizás esta vez Blanca Nieves no muerda la manzana y la bruja mala y perversa no se salga con la suya; y es entonces cuando la voz del niño dentro de nosotros grita: “¡No la muerdas, está envenenada!”
Siempre vamos neciamente a rogar frustrados que el Titanic no choque contra ese gran Iceberg y se hunda en una profunda tragedia amorosa; pero sucederá, una y otra vez, y a pesar de todo lloraremos, una y otra vez.

El propósito (si es que hay sólo uno) detrás de este conglomerado de palabras nunca fue lograr que el método de Brecht se entienda como uno sin lógica, ni mucho menos absurdo; todo lo contrario.
El método/teoría de Brecht es uno utópico (como la mayoría) pero no por eso deja de ser uno serio y valioso artística e intelectualmente para el teatro en general. Es uno que a través de la razón, le da un sentido analítico y práctico al acto de ver y poner en escena una obra teatral, sin involucrar en él sentimientos ni emociones. Algo que sin duda es crucial para que el teatro o el cine no sean sólo lúdicos; que no sean solo una escapatoria y una distracción del mundanal ruido y de los problemas cotidianos, sino además y sobretodo (como los libros) fuentes de cultura y profundidad.
Que luego del aterrizaje después de ese vuelo fantástico y ficticio se pise la tierra más firmemente y se este aún más consiente de la realidad que antes. Ese debe ser el motivo principal del despegue…
La intención fue, más bien, fascinarlos al demostrarles la capacidad del ser humano para ser empático; y como la usamos sin miedo, recelo, egoísmo o prejuicios al estar sentados en una butaca.

Lamentablemente  sucede todo lo contrario en la vida cotidiana, donde la apatía es el pan de cada día…

Malena Newton